lunes, 27 de junio de 2011

Te vamos a extrañar

Un perro puede estar rengo, ronco, ciego, hambriento, descaderado, sordo, encandilado, roto, puede sacar la lengua porque está cansado e inventarse otra para lamerse; puede ser un hotel lleno de parásitos, puede llorar, aullar, desconsolarse, saberse animal y doméstico, puede no tener dios a su perruna imagen y semejanza, ni virgen maría; ni saber la hora, ni saber el año, ni saber si el frío está afuera o en sus huesos, ni saber si aquello que lo pateó es el diablo; puede entender catorce palabras de hombre, y entender que un año para él son siete años y que la muerte llega así más pronto; un perro puede estar mal, horriblemente mal, a punto de morirse, pero igual —si lo llamás con ganas— agarra y viene y te arma fiesta y te mueve la cola y se te queda al lado, por las dudas de que vos estés más triste.

Hernán Casciari

Callejero
Alberto Cortés
En un rincón del alma



"Era callejero por derecho propio;
su filosofía de la libertad
fue ganar la suya, sin atar a otros
y sobre los otros no pasar jamás.

Aunque fue de todos, nunca tuvo dueño
que condicionara su razón de ser.
Libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que lo vio nacer.

Era un callejero con el sol a cuestas,
fiel a su destino y a su parecer;
sin tener horario para hacer la siesta
ni rendirle cuentas al amanecer.

Era nuestro perro y era la ternura,
esa que perdemos cada día más
y era una metáfora de la aventura
que en el diccionario no se puede hallar.

Digo ""nuestro perro"" porque lo que amamos
lo consideramos nuestra propiedad
y era de los niños y del viejo Pablo
a quien rescataba de su soledad.

Era un callejero y era el personaje
de la puerta abierta en cualquier hogar
y era en nuestro barrio como del paisaje,
el sereno, el cura y todos los demás.

Era el callejero de las cosas bellas
y se fue con ellas cuando se marchó;
se bebió de golpe todas las estrellas,
se quedó dormido y ya no despertó.

Nos dejó el espacio como testamento,
lleno de nostalgia, lleno de emoción.
Vaga su recuerdo por los sentimientos
para derramarlos en esta canción.

lunes, 13 de junio de 2011

La ciudad bajo mi lengua

Hierve la ciudad bajo mi lengua. El cielo opresivo, eléctrico, suturado al instante por el relámpago. Un sabor metálico yace como un óbolo terrible. La ciudad es un fantasma rojizo, enorme, cuyo verdadero movimiento se descubre a través de los párpados cerrados. Su existencia es el golpe de luz (relámpagos o faros de coche), aparecen los edificios como costillares de un animal prehistórico e inmediatamente son devorados por la negrura. La ciudad se mueve bajo mis párpados apretados, hierve bajo lengua, toda púrpura y metal.

Recorro sus calles esta noche impreganada de lluvia. La ciudad exhala el calor que guarda en su cruel asfalto, es la respiración del monstruo, atravésando mis pulmones, secando mi garganta. Más seres la habitan. No son íncubos ni súbucos, son imposibles a la ilusión demoniaca, no por su sexo sino por la tentación destruída, su deseo marchito. Su odio transparente y claro permea el maquillaje y la voz aguda.

La calle se desliza bajo mi paso apretado en espirales. Dicto en mi ruta mi segundo círculo infernal, la tormenta de los amantes que no se tocan. Mi lenta tormenta es mi tormento. Paso tras paso, giro las calles repetidas, repaso las miradas desinteresadas ante mi paso rápido y la sordera de mis audifonos. Pero incluso así la oferta es arrojada de labios macilentos. No hay tentación sin deseo. Si es oferta o insulto, no lo sé, la máscara de maquillaje, la voz fingida, el rostro inescrutable, no admiten diferencia. Giramos en los lentos pasos del mundo y la circunstancia. No nos tocamos. Somos los amantes del torbellino ensimismados en el asco y la miseria intercambiables. No trasgredimos nuestra mutua soledad.

Cada giro se siente bajo mi lengua. No soy invulnerable al oscuro erotismo de la noche. El sabor metálico es la sinestesia del púrpura que atraviesa mis párpados. El paisaje repetido, la ilusión que destrozan las voces masculinas. Cada paso es sobre el vidrio roto de la fantasía erótica. Cada paso es el lento desgajarse de nubes viejas, de manos fantasmales que van soltándome...

En el último tramo de la espiral, aparece. Mis ojos fatigados del rojo moverse de la ciudad, de las siluetas y el grosero trazo del maquillaje, no reconocen la figura, si ángel terrible que niega la entrada al paraíso o Caronte prohibido que busca el óbolo ácido bajo mi lengua. Medias, falda escolar, coletas en complot de mi vista cansada y la negrura del último callejón.

Pero la luz y la mirada atenta son tan crueles con las apariciones como el tiempo lo es con la carne. El esqueleto en pie, los estragos del crack en los labios quebrados, el cabello de ceniza, las manos como zarpas, el pecho como frutos marchitos, las muñecas arañadas.

Una voz cascada, una oferta y un gesto de rechazo. Una caricia tan sensual como sonrisa puede ser el rigor mortis me recorre. Otra oferta tan risible, tan amargamente derrotada, de desesperación perfecta. Otra negativa.

Entonces el cuerpo la traiciona, el cuerpo minado de drogas y de años y de hambres. En un gesto animal se pone en cuclillas y petrificado observo la humillación de la que involuntariamente soy partícipe. Aparto mis pies del líquido y es el impulso que me hace caminar.

Detrás mío, dos intentos brutales de ser mujer, arcilla torpemente moldeada, color y maquillaje absurdo, rien como hienas, parte risa, parte burla y parte carroña. Las tres, euménides del deseo.

Lejos, a la luz tranquila y humana de las calles conocidas, comienza a llover. Abro la boca y los pulmones a la pureza de la lluvia y el olor de la tierra húmeda. Libre. El óbolo desintegrado en mi garganta.

La Llorona
Beirut
March of the Zapotec



Ever away from seeing more than life,
Nunca alejado de ver algo más que la vida,
the morning lies miles away from the night.
la mañana yace a millas de distancia de la noche.
No man ever could steal her heart
Ningún hombre podría robar su corazón
but with bright gold coins I’ll take my shot.
pero con brillantes monedas de oro tendré mi oportunidad.

And all it takes to fall...
Y todo lo que necesitas para caer...
If you don’t walk, might as well crawl.
Si no puedes caminar, tendrás que arrastrarte.

All it takes to fall...
Y todo lo que necesitas para caer...
What a quiet world after all.
Qué mundo más tranquilo después de todo.
Of the things that you guessed will come...
De las cosas que adivinaste que vendrán...
What a moment it was after all
Qué momento fue después de todo.